martes, 4 de febrero de 2014

Tú mueves

Todo conocimiento requiere una base teórica. Ninguno aprendimos a jugar al escondite sin saber antes las reglas del juego. Pero la habilidad de esconderte en los sitios más estratégicos y salvar al resto en el último momento con un  ¨por mí y por todo mis compañeros¨ sólo nos lo dio la experiencia, la repetición, y las 500 veces que te tocó quedarla y en las que descubriste los mejores sitios donde se escondía el enemigo.


Hace poco leí que las personas de mentes cerrada padecen claustrofobia.



En nuestra zona de confort todos podemos llegar a ser reyes. Utilizamos y manipulamos nuestros recursos y posibilidades lo mejor que podemos para conseguir nuestros objetivos, porque los conocemos, y también las posibles respuestas. Pero que esto no se convierta en un engaño. Si nos aferramos a esta zona, nos estaremos perdiendo el resto de vistas que existen fuera de ella, y al salir, nos encontraremos desarmados.


De ahí la importancia de las experiencias y de los vínculos que se crean entre nosotros cuando han sido compartidas o similares.



Que no es lo mismo tirarse al colchón que al vacío, y que la adrenalina y el cosquilleo de la barriga no te lo va a dar un puñado de plumas, gallina.
Que ¨el que se tira por primera vez es gilipollas, pero el que se tira aún habiendo caído es un valiente¨. A la primera va sin manos, pero a la segunda sin frenos y con casco.


Pero dice Irene que ¨el que empuja a un gilipollas es un sabio. Y el gilipollas que se deja caer un genio¨:



Fragmento de la película ¨El Indomable Will Hunting¨


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